Es uno de los lugares más conocidos de Salta. Es que su magia especial atrae a todos los que la visitan.

Caminar por la calle Juan Carlos Dávalos, con dirección a la Quebrada, es recorrer la historia de San Lorenzo. Las casonas coloniales son testigos de la vida de la villa durante la época que era sólo un lugar para pasar el verano. 

Al llegar a la Quebrada, nos recibe el esplendor de la Selva Montana, cuya belleza ha sido perpetuada en canciones e inmortalizada en poemas. En Argentina sólo existen 250 kilómetros de este tipo de selva, que van desde la provincia de Tucumán hasta el límite con Bolivia. Un verdadero regalo de la naturaleza.

El río San Lorenzo, su arboleda y la posibilidad de comprar artesanías, aseguran una tarde muy entretenida. Su belleza paisajística, enmarcada en un ambiente de microclima, le confiere permanente verdor, siendo atravesada por el río San Lorenzo.
En la quebrada se realiza una pintoresca feria artesanal, inmersa en un recorrido único y selvático.

Castillo de San Lorenzo

Rodeado de imponentes casas y casonas de campo con verdes y gigantescos jardines, camino a Quebrada se aprecia una vista increíble y la presencia del conocido Castillo de San Lorenzo. Una fortaleza de piedra, única en el Noroeste Argentino, casona con una torre de 25 metros, construida a fines del siglo XIX por Luigi Bartoletti, un armero italiano que se casó con una dama salteña heredera de estos terrenos en la quebrada de San Lorenzo.