Museo de Arqueología de Alta Montaña

(MAAM)

El hallazgo de los Niños de Llullaillaco, a más de 6.700 metros cerca de la cima del volcán Llullaillaco, despertó gran conmoción en la provincia y se decidió construir el museo, con la idea de resguardar y difundir el descubrimiento de las momias de más de 500 años.

El hallazgo de los Niños de Llullaillaco, a más de 6.700 metros cerca de la cima del volcán Llullaillaco, despertó gran conmoción en la provincia y se decidió construir el museo, con la idea de resguardar y difundir el descubrimiento de las momias de más de 500 años.

El Museo de Arqueología de Alta Montaña tiene como función principal resguardar el hallazgo arqueológico denominado Los Niños del Llullaillaco, lo que logra a través de un modernísimo sistema de criopreservación; y al mismo tiempo, estudiarlo y difundirlo. A través del patrimonio que preserva, trabaja en el resguardo de la cultura ancestral, reforzando la identidad de los pueblos originarios.

Hace más de quinientos años, una comitiva ceremonial ascendió hasta la cumbre del volcán Llullaillaco para culminar con una de las ceremonias más importantes del calendario ritual incaico, conocida como Capacocha. Iniciada posiblemente en la legendaria ciudad de Cuzco, su realización implicó un largo recorrido en tiempo y espacio, y tuvo como protagonistas a los Niños del Llullaillaco hoy conocidos como la Niña del Rayo, el Niño y la Doncella. Y a más de un centenar de objetos, muchos de ellos exquisitas miniaturas, que los acompañaron en este viaje al encuentro con los antepasados y los dioses.

Durante más de cinco siglos, el volcán guardó celoso en su cápsula del tiempo lo que en 1999 se convertiría en uno de los hallazgos más importantes en el campo de la arqueología, y que permitiría a los científicos, posteriormente, reconstruir este aspecto de la vida incaica.

La característica principal de la colección que hoy pone en valor el Museo de Arqueología de Alta Montaña, reside en el particular estado de conservación, tanto de los niños, como de los objetos que los acompañaban que, como consecuencia de las circunstancias climáticas de la montaña, permanecieron intactos durante varios siglos de entierro.

Presentar museológicamente el hallazgo arqueológico más importante de los últimos tiempos constituye sin duda un desafío. Se ha logrado conformar un Museo en el que no sólo se exhibe una magnífica colección, sino que también se ha creado un ámbito donde es posible acercarse al mundo andino a través de la Arqueología de Alta Montaña, y desde allí comprender el universo Inca y sus costumbres ceremoniales. Laboratorios, espacios de investigación y salas de exposiciones se conjugan en un plan de trabajo que permite ver desde el hoy nuestro propio pasado histórico. Más allá de las modernas tecnologías y de los innovadores métodos museográficos, se ha creado un ámbito, con respeto y con sentimiento, y se ha dado forma a un Museo indudablemente científico y profundamente humano.

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