Parques Nacionales

Naturaleza en Salta

Recorre los parques nacionales Baritú, El Rey y Los Cardones y asombrate con territorios que invitan a experimentar y admirar un vivo cuadro natural. La convivencia armoniosa y respetuosa entre el turismo y la naturaleza es uno de nuestros propósitos, por eso, no podes perderte la oportunidad de conocer y disfrutar de uno de los patrimonios salteños más importantes.

Parque Nacional Los Cardones

Una ruta serpentea entre cardones y flores de amancay. Es el camino que anticipa la agreste sencillez del Parque Nacional Los Cardones, en los Valles Calchaquíes. Ubicado en el centro oeste de la provincia, a 40 kilómetros de la ciudad de Cachi, el parque tiene más de 64 mil hectáreas en las que conviven diferentes ecorregiones, como yungas, puna y monte de sierras.


Cardones de entre 250 y 300 años de antigüedad, custodian los caminos y vestigios del rico pasado del Imperio Incaico y del singular Valle Encantado. Lugar imperdible para aquellos amantes de la fotografía, las travesías y la observación de flora y fauna.

El crecimiento promedio de un cardón es de 1 a 5 centímetros por año y recién cuando han cumplido medio siglo de vida, pueden generar sus características flores blancas que mueren a los pocos días dando paso a su fruto, la pascana, del que se desprenden alrededor de 80 mil semillas. 

Su madera, de apariencia frágil, sirve para hacer tirantes de techos, muebles y artesanías. Sin embargo, esta especie vegetal corrió peligro de extinción por lo que fue protegida y hoy está terminantemente prohibida su tala.

La flora de este lugar se completa y distribuye en cuatro ambientes bien diferenciados:

  • Reserva de la Puna, situada a una altura de entre 3500 y 4500 msnm y con condiciones climáticas de humedad prácticamente nula y temperaturas bajo cero, es el hogar de especies como la  la tola, añagua, rica-rica, cortadera, muña-muña y gramíneas.
  • Prepuna, con una altura de 2200 msnm este ambiente es propicio para el crecimiento de especies como churquis que forman pequeños bosques conocidos como "churcales".
  •  Monte occidental, donde abundan los cardones, las jarillas -de gran importancia, ya que los cardones nacen y crecen bajo la protección de este arbusto hasta alcanzar un porte adecuado- y las flores amarillas del amancay, que sólo crecen en épocas de lluvia y se agrupan al pie de las laderas del cerro Tin Tin y en la Quebrada de Cajoncillo. En sectores más abiertos y desérticos se encuentran las típicas breas y retamos, que son arbustos que no superan el metro de altura, con tallos verdes y flores amarillas. 
  •  Pastizal alto andino de neblina, con un promedio anual de lluvias menor a los 200 milímetros, en esta zona predominan las gramíneas y leguminosas, y algunas especies de hongos.
     

La fauna de este espacio se compone por  guanacos, zorros colorados, zorros grises, chinchillones, pumas, pericotes andinos y los quirquinchos chicos.

Habitan también en esta zona aves como la gaviota andina y el carpintero de los cardones, pero la primera mención se la lleva el cóndor, cuyo avistaje a simple vista proporciona placer y admiración. A estos se suman la vicuña y la taruca o huemul del norte (ambas especies en vía de extinción que son protegidas en esta región).

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Parque Nacional Baritú

Máxima expresión de la naturaleza virgen, el Parque Nacional Baritú es el único de características tropicales en el territorio nacional y es una de las reservas mejor protegidas del mundo con 72.000 hectáreas de pura flora y fauna local.

El parque está naturalmente cerrado por cuatro cadenas montañosas, al norte se ubica la Sierra del Porongal, al este la serranía de Las Pavas, al sur el Cerro Negro y las sierras del Río Pescado, y al oeste las serranías de los Cinco Picachos.

En esta zona crecen sin riesgos árboles que alcanzaron gran talla como cebiles, nogales, cedros, quinas, afatas, palos amarillos y tipas blancas que alternan con arrayanes, guayabos, matos y helechos arborescentes, que resultan impresionantes a la vista. 

A pesar de la escasa luz solar que entra, abundan los bosques de lapachos que expresan todo el colorido en sus racimos de flores rosadas, blancas y amarillas. El suelo y los troncos de los árboles de la reserva están salpicados de orquídeas azules, fucsias, blancas y amarillas, y muchos otros tonos vivos. No faltan las lianas y enredaderas de tamaños increíbles y las pequeñas junglas de apretados cañaverales.

Entre los árboles raros que tiene el parque, se destaca el ficus maroma, conocido como "el árbol asesino" porque sus largos tallos se envuelven en los troncos de otros árboles en tantas vueltas que terminan por ahogarlos y a veces, hasta los arrancan. El parque se ha convertido en un sagrario perenne de la flora y la fauna, para que las generaciones futuras puedan recrear su espíritu en la contemplación de la naturaleza virgen.

La fauna que habita este vasto territorio es abundante, y no está totalmente definida. Pero se sabe que es el refugio natural de tigres o yaguaretés, pumas o león americano, tapires, ardillas rojas, gato onza u ocelote, osos, osito lavador o mayuato, corzuelas, pecaríes y osos meleros. También hay tropillas de monos caí, carpinchos, liebres y, supuestamente, existe el "oso de anteojos" que es un animal muy grande que supo asustar a más de un cazador aventurero.

Bandadas de loros sobrevuelan el parque, y otras aves típicas de la reserva son el colorido tucán, las urracas, el halcón tijereta, patos y garzas, entre otras variedades de pájaros multicolores. En Baritú vive el águila más grande del mundo, conocida con el nombre de "águila arpía".

En el río Porongal y en el Pescado, se observan verdaderos cardúmenes ya que nadie tiene la costumbre de pescar en el parque. Así, bagres, sábalos y dorados de gran tamaño, entre otros peces, pueden observarse a través de las aguas cristalinas de los generosos cauces naturales que surcan esta reserva nacional.

Para recorrerlo es recomendable contratar a los prestadores y guías autorizados por el Ministerio de Turismo y deportes de Salta
 

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Parque Nacional El Rey

Este extenso parque contiene un sector de selvas de montañas, bosques de transición y la zona denominada chaco serrano seco. La altura del terreno, en esta reserva nacional, aumenta de este a oeste oscilando entre los 700 y los 2300 metros sobre el nivel del mar. Su magnífico patrimonio ecológico se abre tan generoso como la naturaleza misma.

El Parque Nacional tiene senderos para ir a pie y caminos para recorrer en vehículo, que dejan ver espectaculares paisajes selváticos, serranos y de aguas cristalinas. Se necesita más de un día para conocer parte de esta reserva, fotografiar la magnitud de la naturaleza que presenta y gozar del avistaje de aves (birdwatching) y de otros animales únicos.

Arroyos cristalinos bajan por las cuestas para surcar el valle, dando origen a un paraíso subtropical. En este vasto territorio se encuentran especies arbóreas diversas, de acuerdo al tipo de selva que se transite. 

Así, en la selva pedemontana o de transición se observan tipas, pacarás, palos blancos y palos amarillos, árboles que rondan los 30 metros de altura. Diferente es el bosque chaqueño serrano, donde árboles como los cebiles, algarrobos blancos y negros, no superan los 10 metros.

La selva montana es el ambiente más húmedo y allí abundan los árboles de gran porte como la tipa, el nogal, el cedro y el horco molle, cubiertos por lianas y enredaderas. El bosque montano es el ambiente de mayor altura dentro de las selvas de montaña. Es frío y se caracteriza por la presencia de pinos del cerro, matos y alisos, que son sus principales especies. 

La fauna del Rey es tan diversa como su flora y algunas de las especies que se destacan son el tapir, monos caí, la pava del monte, la charata, pecarí labiado, corzuela parda, pumas, ocelotes y zorros. Este paisaje animal se completa con una extensa variedad de peces, que pueden observarse como a través de un cristal, en las aguas transparentes del río Popayán.

Un poco de historia

Antes de convertirse en reserva nacional, este parque fue bautizado con el nombre "El Rey", el nombre hizo honor a la merced concedida por el Rey de España al primer propietario de estas tierras, Don Juan Adrián Fernández Cornejo, en mérito por acciones realizadas en favor de la corona.

Todavía hoy se pueden apreciar los restos de cimientos de la casona o "sala" de los propietarios de lo que en sus inicios fue una estancia que estuvo ubicada frente a las oficinas de la Intendencia hacia el este, sitio donde hoy se encuentra emplazado el mástil de la Bandera Nacional. Un eucalipto y una casuarina, son los dos árboles que quedaron como únicos testigos de la vida estanciera de principios de siglo.
 

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